21 de noviembre de 2008

Entrevista a J. Holloway (aportada por Sebastian)

Entrevista con John Holloway Cambiar el mundo sin tomar el Poder.

(De izquierda a derecha, Raquel Huerta, Pablo Iglesias, Inés Amezaga, John Holloway y Montserrat Galcerán)

Por Benjamín Quirarte. Guadalajara, Jalisco, México 22 de noviembre del 2002.

¿Cómo es que un catedrático, es decir John Holloway llega a ser lo que es, alguien que mantiene estas posturas tan criticas a la sociedad capitalista?

Que pregunta tan difícil. Para empezar, creo que me empecé a interesar por el marxismo a partir del 68, entonces me metí, sobre todo a partir de mediados de los 70s a las discusiones, a los debates marxistas, primero en Gran Bretaña donde estaba trabajando, y luego era cuestión de seguir con eso. Más tarde, vine a vivir a México hace como 11 años, pienso que parte del motivo para vivir aquí es que sentía que lo que estaba haciendo tenía mucho más resonancia, que todavÌa hay una tradición marxista mucho más fuerte en México que en la mayoría de los paÌses, obviamente no en todas las universidades, o todas las instituciones, pero sí hay una tradición bastante fuerte; y desde el 93 estoy trabajando en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Esa manera de que los pueblos están siendo devastados, usted en su planteamiento inicial nos dice que hay que gritar hay que decir que no estamos de acuerdo de cómo el mundo está siendo desarrollado con esa organización política, económica y social, entonces la pregunta directa es ¿Usted qué trata de expresar cuando dice que iniciamos con un grito y ese grito significa en última instancia un pensamiento negativo, basicamente usted ¿qué quiere dar a entender con eso?

No digo que hay que gritar, digo más bien que gritamos, que estamos gritando, y que casi todo el mundo estamos gritando en contra de los horrores del capitalismo, en contra de las injusticias que vemos, en contra del estrés del trabajo, en contra del estrés del desempleo, en contra del aburrimiento del sistema educativo, en contra de la violencia. Creo que existe una percepción muy común de que hay algo chueco en la sociedad actual, que hay algo falso, que hay algo malo, En ese sentido sí, lo importante es reconocer eso, reconocer que estamos gritando, no suprimir el grito, sino tratar de desarrollar el grito, y eso implica pensar negativamente, implica. tratar de desarrollar el pensamiento negativo.

Y este grito, ese NO, ese punto de partida, ¿hay un lugar, alguna forma del dónde hacer el grito, y cómo hacerlo?

Todos tenemos diferentes formas de hacer el grito, todos tenemos diferentes formas de gritar. La música es una, puede ser una forma de gritar. Si uno ve los orígenes del punk, si uno ve los orígenes del rap, si uno ve los orígenes del rock, es una forma de expresar el grito. El problema es de cómo desarrollar este grito, de cómo colectivizar el grito, de cómo evitar que el grito se convierta en otra cosa, de cómo evitar la mercantilización del grito. Si uno ve la historia del rock o de la música popular, que surgen todo el tiempo nuevos movimientos que tratan de encontrar nuevas formas de expresar el grito y cuando se extienden los movimientos, cuando se extiende este tipo de música, obviamente hay un proceso por parte de la industria -sobre todo de la música- de buscar cómo integrar, cómo cooptar este movimiento, cómo hacerlo comercio.

Como dije hace un momento, creo que todo el tiempo surgen nuevas formas de expresar el grito, nuevas formas de organizarse, nuevas formas de tratar de determinar nuestras propias vidas, buscar la autonomía. El capital, la existencia del capitalismo implica un proceso constante de cooptación, de fetichización. Hablando de la música supongo que un ejemplo reciente sería el movimiento que surgió alrededor del Napster, de cómo compartir la música, de cómo no ver el caracter mercantil, el caracter de mercancía en la música. En este caso obviamente hubo una respuesta por parte del Estado, de los Estados, para decir que la música se tiene que tratar como mercancía, entonces introdujeron la cuestión de que se tenia que pagar a Napster y luego surgen otros movimientos, otras formas de hacer, hay un movimiento constante de lucha en contra, de lucha por formas autónomas por un lado y luego por parte del Estado y del capital el intento de contenerlos.

En tu segunda tesis de las doce tesis del anti-poder, nos dices: "Un mundo digno no se puede crear por medio del Estado", y también creo entender que en tu libro nos dices que el Estado mismo es un producto intrínsecamente capitalista, y que: "el estado mismo es una forma de relaciones sociales que está incrustada en la totalidad de las relaciones sociales capitalistas" la pregunta aquí sería: Históricamente una gran parte de la izquierda siempre ha luchado por el Estado, ¿Cuáles serían las razones para afirmar que un mundo digno no se puede crear por medio del Estado?

Si dices que históricamente se ha luchado para conquistar el poder estatal, yo diría que la única forma de respetar estas luchas muy reales es aprendiendo de sus errores y que simplemente no ha funcionado, que ahora podemos decir después de la experiencia del último siglo que simplemente no, en ningún caso se ha logrado crear una sociedad digna, una sociedad libre a través del Estado. Entonces creo que tenemos que replantear la cosa, tenemos que ver que el Estado por su existencia misma es una forma capitalista, -como tu dices-, pero también es una forma de apropiar nuestro hacer, es una forma de decirnos: "ustedes no lo pueden hacer, dejenos a nosotros, al Estado, que lo hagamos", y eso obviamente es una forma de pérdida de nuestro poder-hacer, una perdida de nuestra autonomía.

Entonces ¿esto es un tipo de conclusión histórica y una...?

Yo creo que son las dos cosas que es una conclusión histórica y una reflexión teórica.

Respecto a lo que acabas de mencionar del poder-hacer, ¿nos podrías explicar la concepción de este poder-hacer y el poder-sobre que desarrollas en tu libro?

Bueno, el libro se llama Cambiar El Mundo Sin Tomar el Poder. Inicia con la reflexión de que es urgente cambiar el mundo, que el mundo capitalista es un mundo intolerable, es un mundo que nos destruye, que destruye la humanidad, entonces hay que cambiar el mundo, pero el cambio no va por el Estado, no se puede cambiar a través del Estado. Entonces eso nos deja con la cuestión de pensar cómo cambiar el mundo sin tomar el poder, y esto es necesariamente una pregunta, porque no existe una respuesta. La pregunta es algo que se va desarrollando a través de la práctica, a través de la reflexión teórica, pero no existe una respuesta. Entonces el problema es cómo ir desarrollando la pregunta, y un paso en este desarrollo es que es importante hacer una distinción clara entre dos conceptos de poder, entre el poder-hacer y el poder-sobre. El poder-hacer es nuestro poder, nuestro poder de hacer (y de hacer de otra forma). Este poder es siempre un poder social, ya que el hacer es siempre parte de un flujo social del hacer. El poder de ellos es el poder-sobre, que se basa en la fragmentación de la socialidad del hacer, la negación de la socialidad del hacer.

Según Noam Chomsky "la conquista o destrucción del poder del Estado era para Bakunin asunto primordial que le separaba de Marx"(Chomsky, Apuntes sobre anarquismo, 1970) , y también nos dice por ejemplo, que a lo largo del siglo XX fue lo que dividió a socialistas entre "autoritarios" y "libertarios" ahora con tu libro Cambiar el Mundo Sin Tomar el Poder y la revalorización de Marx desde el Flujo Social del poder-hacer. A mi en lo personal me parecen muy importantes y necesarias para nuestros tiempos, entre otras cosas para que esa ruptura que entre anarquistas y marxistas se viene dando desde el siglo XIX, pueda superarse. ¿Crees que esto sea posible superarse?, ¿Desde donde crees que podría hacerse teóricamente?, ¿Nos podrías comentar algo sobre tu postura respecto al anarquismo?

Si uno ve la dinámica de las luchas actuales, me parece que las viejas distinciones entre marxistas y anarquistas son de poca relevancia. Si tomamos la lucha zapatista, o la lucha contra la globalización neoliberal, o las luchas actuales en Argentina, simplemente no existe una línea clara entre anarquismo y marxismo. Todos estamos de acuerdo en que el capitalismo es una mierda, todos estamos luchando para cambiar el mundo, nadie sabe cómo hacerlo. Siempre va a haber diferentes perspectivas, diferentes sueños, pero si nos enfocamos en estos acuerdos fundamentales, entonces se disuelven las viejas definiciones rígidas. Los viejos debates sí son importantes, pero no hay que perdernos en el pasado. La Tradición es terriblemente opresiva. Si la revolución anti-capitalista es la liberación del hacer social vivo respecto de lo hecho, tenemos que asumir esto en nuestras prácticas también.

Al estar diciendo que nosotros somos los hacedores, es decir los creadores de todo lo que hay, de todo lo que existe, entonces creo haber entendido ayer en tu seminario que por tanto somos nosotros mismos el anti-poder.

Sí, yo creo que sí, nosotros somos la contradicción del capitalismo, nosotros somos la esperanza, la solución, la única forma de cambiar el mundo, entonces es entendernos a nosotros como sujetos, como sujetos activos, como hacedores, como los únicos dioses.

Yo creo que no hay de otra, ya que no hay Dios, no existe ninguna fuerza que nos vaya a resolver los problemas, y si nosotros no resolvemos los problemas entonces estamos... jodidos.

¿Los únicos dioses?, ¿En que sentido?Sí, porque si uno piensa en la religión obviamente es la idea del Dios que crea el mundo, yo creo que para cambiar el mundo, para crear un mundo humano, para crear un mundo digno tenemos que darnos cuenta de que todo depende de nosotros, que nosotros somos los únicos creadores, en ese sentido somos los únicos dioses, los únicos responsables, la única esperanza.

¿Nos podrías hablar del concepto de anti-poder?Si pensamos en el poder en términos de este antagonismo, entre el poder nuestro y el poder de ellos, nuestro poder es un poder-hacer, es un poder social necesariamente, ya que cualquier hacer implica el hacer de otras personas. Entonces no podemos pensar en el poder-hacer como un poder individual, por lo tanto implica el movimiento de establecer la socialidad, de juntar, de reunir, de organizar, quizás no en el sentido de instituciones sino en el sentido de cooperar. El poder del capital es todo lo contrario porque el capital es un movimiento de separar, es un movimiento de separación, el capital separa lo hecho del hacer, separa a los hacedores, separa lo político de lo económico, separa todo, -todo-, nos fragmenta todo el tiempo. El capital también separa a los líderes de los otros, el poder nuestro es un movimiento de combatir esta separación. Entonces prefiero hablar no de contra-poder, sino de anti-poder, para enfatizar que la relación entre el poder del capital y el poder nuestro es una relación totalmente asimétrica, que son dos cosas totalmente distintas.
¿Y sobre el concepto de la esperanza, y la dignidad? El concepto de la dignidad surge -no por primera vez- pero muy claramente con los zapatistas. Ellos se levantan hablando de dignidad, y dignidad para mi es la idea de que somos humanos, somos sujetos, somos hacedores, somos activos, en ese sentido tenemos una dignidad, pero al mismo tiempo nuestra humanidad, nuestra subjetividad está negada. Nuestra dignidad implica luchar contra su propia negación, implica luchar por un mundo donde la dignidad esté reconocida, donde por lo tanto no haya explotación, no haya poder-sobre. Eso obviamente es parte de la esperanza también, la esperanza implica una proyección hacia un mundo digno, hacia un mundo libre hacia un mundo auto-determinante. Para mí estos dos conceptos van juntos.

Desde tu perspectiva como catedrático, y como investigador, nos podrías decir: ¿Qué es el zapatismo?, ¿Qué significa el zapatismo para las luchas de resistencia anti-capitalista hoy en día?
El zaptismo se puede entender de diferentes maneras. En un primer plan, es una lucha indígena, pero si lo entendemos solamente así, entonces nos excluimos a nosotros que no somos indígenas. En realidad, creo que tiene un significado que va mucho más allá de la lucha indígena o incluso de la lucha del EZLN. Lo importante es que cuando se levantaron los zapatistas en 1994, plantearon una nueva forma de pensar en la lucha social y las posibilidades de cambiar el mundo de forma radical. Durante casi todo el Siglo XX, el concepto de revolución que predominó fue la idea de que era necesario tomar el poder estatal para implementar cambios radicales en la sociedad. Por eso, la política de la izquierda era una política enfocada en la conquista del poder estatal (por un método u otro) y la forma de organización era la forma correspondiente, es decir el partido. Cuando fracasó este concepto de la política, cuando se volvió claro que la forma partidaria de organización es una forma opresiva, parecía a muchos que ya no era posible hablar de revolución. En medio de toda esa desilusión, los zapatistas salieron diciendo "queremos hacer un mundo nuevo, pero no queremos tomar el poder y no queremos ser un partido". Con eso tuvieron un impacto enorme no solamente en México sino en todo el mundo, precisamente porque abrieron nuevas perspectivas, nuevas formas de pensar en la lucha, nuevas esperanzas.

Nos dices que hay que criticar la gramática y la lógica de las ciencias sociales, y reconceptualizar el significado de la ciencia enfocada hacia las preguntas siguientes: ¿Cómo podemos evitar esta autodestrucción?, ¿Cómo podemos cambiar el mundo?, refiriéndote a la situación catastrófica en la que el capitalismo ha llevado a la humanidad, y desde la pregunta misma, del ¿Cómo cambiar el mundo, sin tomar el poder? Ya que pareciera una pregunta absurda, ¡Cambiar el mundo sin tomar el poder!

Dije hace un momento que el capital nos esta destruyendo, en el sentido que destruye nuestras vidas, nuestros proyectos, nuestras esperanzas, pero también amenaza muy realmente con una destrucción total de la humanidad a través de la destrucción del ambiente, a través de la guerra, a través de la amenaza de una guerra nuclear por ejemplo. Entonces para mí eso implica repensar el concepto de la ciencia, implica pensar en la ciencia, en la actividad cientÌfica en términos no de una descripción de lo que es, sino en términos de cómo podemos salvar la humanidad, cómo podemos contribuir a través de nuestra actividad cientÌfica, cómo podemos contribuir a la lucha por otra sociedad. Para mí la única forma de pensar en esta posibilidad, ahora es decir que hay que cambiar el mundo sin tomar el poder. Parece ser un planteamiento totalmente absurdo pero es urgente, entonces es urgente pensar lo aparentemente absurdo, repensar el significado de la ciencia en términos de este absurdo tan urgente.

¿Qué opinas sobre las interpretaciones de marxismo que surgen a partir de las etapas intelectuales de Marx, y la posible reivindicación actual del marxismo?.

Creo que Marx como todo el mundo era contradictorio, todos somos contradictorios. Yo no lo veo en términos de etapas, me parece que las contradicciones varían en la vida de Marx, pero hay una continuidad muy directa entre Los Manuscritos de Paris por ejemplo, y El Capital. Hay basicamente la misma preocupación y esta preocupación, la preocupación principal es la crítica, es decir la recuperación de la centralidad del hacer humano. Eso me parece que es fundamental para pensar en la situación de hoy y la posibilidad de cambiar el mundo. Al mismo tiempo -claro que sí-, tuvo sus contradicciones y estas contradicciones se magnificaron a través de su asociación con Engels, me parece Engels que no tenía la misma comprensión que Marx, que entendía las cosas de una forma distinta, entonces Engels enfatizó ciertos aspectos del pensamiento de Marx y fue sobre todo a través que se estableció la tradición marxista.

Porque finalmente la preocupación es cambiar el mundo, nadie sabe como hacerlo, entonces se tiene que ver como una exploración compartida.

¿Cuál es el marxismo de nuevo tipo, o cuál es el marxismo pertinente -el de hoy-, el que tu estás proponiendo?

El marxismo pertinente yo creo que es un marxismo que enfatiza sobre todo la crítica, la crítica en el sentido de recuperar la centralidad del hacer humano en contra de un mundo que niega este hacer humano. Nosotros a veces lo llamamos marxismo abierto, abierto en el sentido de que hay que entender las categorías como conceptualizaciones de lucha y por lo tanto como categorÌas abiertas, pero el nombre no importa.

Finalmente, hay algo que quisieras agregar.

En la situación actual... bueno que tenemos que cambiar el mundo, que no sabemos como hacerlo, que no va por el Estado, que entonces es un proceso colectivo de caminar preguntando, pero parte de este proceso de caminar preguntando, es imaginar, ¿no?, imaginar nuevas formas de lucha, imaginar nuevas formas de organización, ...la fantasía.

John Holloway nació en Dublin, Irlanda. Es abogado, doctor en Ciencias Políticas egresado de la Universidad de Edimburgo y diplomado en altos estudios europeos en el College d'Europe. Desde 1972 es profesor en el Departamento de Política de la Universidad de Edimburgo y actualmente es investigador y profesor del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.

Profundo conocedor de Marx, el marxismo y el Estado. Ha publicado numerosos estudios, artículos y libros al respecto. En su más reciente producción se encuentran ¡Zapatista! Reinventing Revolution in Mexico, en coautoría con Eloína Peláez en 1998, y Cambiar el Mundo Sin Tomar el Poder, de 2002; este último a provocado un intenso debate y analisis en la izquierda, en medios académicos, entre jóvenes estudiantes y algunos grupos libertarios de Latinoamérica. Un libro que ha sido considerado como renovador, como audaz, como profundo. Que platea grandes interrogantes para nuestro tiempo, y que disecciona viejos mitos.

6 comentarios:

A las 22 de noviembre de 2008, 11:54 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Me pregunto si el problema no está en la connotación que le damos al Estado, se asocia naturalmente con una institución representativa; que no digo que no lo sea; pero no me parece idóneo que nos olvidemos de él e intentemos organizarnos por medio de “gritos” porque en cierta medida esta movilización se tiene que llevar a cabo gracias una tradición educativa de la que carecemos y es aquí donde veo la importancia del Estado, para garantizar estos servicios que nos ayudan a dar otro sentido al mundo.
En cierta medida, ya sea por medio del Estado o no, necesitamos el poder para cambiar el mundo, al margen de este se pueden crear grupos de movilización que siguen esta lógica, la presión que ejercen sobre actores para cambiar el mundo, es otra forma de politizar pero que no se ve tan clara como la del Estado. El cambio está en las atribuciones y las funciones que debemos asignar al Estado, no al estado en sí, porque creo yo que como forma organizativa está bien, lo que no se puede negar es que al tener esa fuerza de poder tiene que estar influido por el capitalismo, pero este es otro debate; la expansión del sistema-mundo a niveles locales.
En definitiva, creo que para cambiar el mundo no vale con olvidarnos de la existencia del estado, es ahí donde hay que luchar, para evitar las atribuciones negativas que le asociamos, el problema del Estado como institución política es el alto grado de capitalismo que se aprecia en él, pero el Estado está para garantizarnos una seguridad, a nivel educativo que es la más importante para concienciar. Quizás la mejor opción para llegar a dar este giro y significado al estado es empezar por los “gritos” y movilizaciones de las que habla Holloway y más tarde el estado debe garantizar ese nivel educativo que nos ayuda para poder tomar nuestras propias decisiones; pero claro está que esto no interesa.



Amalia Cuesta

 
A las 22 de noviembre de 2008, 14:11 , Blogger pablo ha dicho...

Es un comentario muy inteligente el que has hecho Amalia y entra de lleno en uno de los debates más importantes que se han dado en el pensamiento crítico en los últimos años, a saber, la vigencia del Estado como mecanismo de transformación social, a la vista de lo que esta pasando en América Latina.

Recuerdame que te busque unos comentarios de García Linera (Vicepresidente de Bolivia, profesor de Sociología y ex-preso político) a propósito de Holloway y el poder.

Saludos

 
A las 23 de noviembre de 2008, 18:38 , Blogger Ángela Vazquez ha dicho...

Totalmente de acuerdo con Amalia. Hablar de educación, no sólo en términos de aprendizaje de conocomientos practicos para un futuro, claro que no interesa. Inculcar los derechos de los ciudadanos, conciencia social y cultura política podría suponer acotar su actual parcela de poder y crear un contrapoder que no les conviene.

A lo mejor es una chorrada pero ¿no os habeis preguntado por qué en el cole nos hacen aprendernos,por ejemplo, todos los huesos de las manos y nunca de algo tan básico como los derechos que tenemos y que deberiamos conocer para poner limites a las instituciones en sus funciones, cuando éstas se extralimitan?

Ángela Vázquez

 
A las 26 de noviembre de 2008, 17:11 , Blogger Unknown ha dicho...

Hola a tod@s;
Me ha llamado la atención el comentario de Amalia, así que ahí van algunas cuestiones y temas que no comparto del todo.
En cierto modo comparto tú idea sobre la importancia que le cedes al Estado, pero olvidas que tus pensamientos son una producción directa de esto que llamamos Estado-nación. Creo que buscar la culpa en el Estado es justamente lo que los de “arriba” quieren, lo irónico en todo esto es que siempre que pedimos explicaciones a estos se nos responde con que la culpa es de otros, de la UE, de empresas multinacionales, de Dios, si me apuras, para evitar este círculo vicioso estaría bien encontrar un punto de partida, y creo que el “grito” es una buena forma. Pero también lo que yo entiendo, de la entrevista, es que lo que busca el grito es justamente superar las barreras que con “mucha gracia” nos imponen, más que luchar contra el Estado deberíamos hacerlo contra el mundo, puede parecer una locura o una utopía, pero si fuimos capaces de hacer del mundo lo que es hoy, porqué no invertir la ecuación. Lo que dice Holloway, creo es que superando las fragmentaciones (y el Estado es una de ellas) será posible imaginar y, yo creo que, tener el poder de cambiar las cosas, si empezamos fragmentados es difícil unirnos, porque al fin y al cabo el Estado está muy bien dotado como para canalizar los Anti y convertirlos en vándalos, pero si, como dice este tipo, hay una cultura que se propaga y se re-crea a nivel mundial eso ya es otra cosa, no tomas el poder estatal, pero sí un poder-hacer real.

En cuanto a la pregunta de Ángela, Hola. Bueno no creo que lo que dices sea una chorrada, todo lo contrario, pero no lo veo como algo fundamental, es decir, con lo que no contó el sistema-mundo es que toda esta capitalización se convertiría en una fuente inagotable de saber y alternativas, a lo mejor en el colegio no enseñan cuáles son tus derechos, pero llegado un punto acabas tomando conciencia de ciertos errores, aunque sea por un simple cartel que leíste en la parada del bus. Este es un punto flaco que hay que aprovechar, que todo se propaga, igual que el grito.

 
A las 28 de noviembre de 2008, 19:44 , Blogger Ángela Vazquez ha dicho...

Hola!

Bueno saliéndonos del tema sobre lo qué implica el Estado y centrándonos en lo de la educacion, para mi el problema radica en como está entendida ésta hoy dia.

Aunque es verdad que no todo la educación debe venir de las escuelas, el acercamiento a todos esos conocimientos y saberes de los que hablas en mi opinión debería promoverse, en gran parte, desde ésta.

El problema viene en el modo de aprendizaje de esos saberes y conocimientos. Me explico: si nos enseñan en términos de memorización de datos (en literatura nos aprendemos biografias de autores que nunca leemos por poner un ejemplo o en historia dan mas importancia a conocer las fechas exactas de las guerras o los matrimonios entre los diferentes reyes y no a las causas y consecuencias que dichos procesos tienen) resulta muy complicado hallar las claves que nos permitan pensar, dudar y cuestionar toda la información que recibimos.

Por supuesto que no siempre es así, pero creo que en general a todos hemos memorizado datos y términos que posteriormente hemos "vomitado" en un examen.

Sinceramente creo que en la sociedad actual pocos toman conciencia de errores y lejos de creerme nada del otro mundo por estar en la facultad donde estoy, tampoco creo que en esas carreras con tantas salidas como cuentan haya tantos espacios donde pensar, cuestionar y debatir sobre todo lo que estamos hablando como en la nuestra.

 
A las 30 de noviembre de 2008, 19:40 , Blogger Unknown ha dicho...

Hola. ok, yo también estoy totalmente de acuerdo en lo que dices, escuchamos, memorizamos y vomitamos, tienes toda la razón en que la calidad educativa es pésima, pero esto es comodidad, tanto por parte de los profesores, como por parte de los alumnos y del propio sistema educativo, que nos es impuesto. Pero también esto es lo que exige el mercado y ya sabes, hoy en día, es lo que manda, desde pequeños te deben inculcar sistemas de trabajo que te valgan para tu futuro laboral, futuro al que acceden unos cuanto. Es mucho más difícil hacer que un alumno piense a que estudie los apuntes de clase, eso es así y siempre será así. Yo sinceramente, empiezo a pensar que para cambiar el sistema educativo antes hay que cambiar unas cuantas cosas más, y no digo que la educación no sea importante sino que si pretendemos que lo sea y además lo sea de calidad se deben cambiar formas de vida y de trabajo, y no sólo de propia educación.
Yo pienso que todos somos críticos, quizá nuestra universidad se salga de lo normal, pero esto no dice que las otras u otros espacios no tengan voz, más bajita pero la tienen. Por supuesto que en algunos hay más o menos espacios en los que gritar, pero si tú decides gritar y estás dentro de un espacio en el que la gente está sorda es difícil que tu grito valga algo, y nosotros, si es que nos pertenece alguna misión en todo esto, es justamente salir ante toda esta gente y decir que no sólo oímos sino que también escuchamos, que nuestro espacio es su espacio y compartir el lugar. Yo creo que todo el mundo vale, todos valemos si queremos mejorar nuestra calidad de trabajo, educación, vida y espacio en general.
Un abrazo

 

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