29 de octubre de 2008

Nota sobre Pio XII [off topic from my daddy´s blog]




Fuente: http://iglesiaspelaez.blogspot.com/2008/10/pio-xii.html

Leo la semana pasada en la prensa que este año, al cumplirse el medio siglo de la muerte de Pío XII y 41 del inicio de su proceso de beatificación, un cardenal ha dicho que Benedicto XVI no visitará Israel hasta que no se modifique una inscripción que hay en el museo del Holocausto de Jerusalén, donde se acusa a Pío XII de pasividad, mientras los hornos crematorios se llenaban día y noche.

El partido que gobierna Israel, Kadima, ha tenido que sacar de un blog oficioso una imagen de Pío XII donde se le calificaba de nazi, pero mientras tanto el ministro de Asuntos Sociales, el laborista Isaac Herzog, ha declarado que el intento de convertir en santo a aquel papa es inaceptable. El papa permaneció en silencio o incluso algo peor, ha dicho el ministro.

Yo recomiendo a los oyentes que, sobre el tema, lean una obra de teatro que publicó Rolf Hochhuth en 1963: “El vicario”; o que vean la película “Amen” que Costa Gavras estrenó en 2002, basándose en el libro anterior. Ésta es muy fácil de encontrar en la Biblioteca de Zamora.

Tampoco estará de más recordar, en estos momentos de la memoria, algunas cosas de este papa que afectan directamente a nuestra historia:

El 19 de marzo de 1939, mientras los ya casi vencedores de la guerra civil mataban a españoles a espuertas, el cardenal Gomá escribió a Franco que el recién elegido pontífice Pío XII –Eugenio Pacelli- le enviaba su bendición.

El 16 de abril de 1939, 15 días después de la sangrienta victoria, Pío XII, a través de radio Vaticano, daba “con inmenso gozo” su bendición apostólica a los vencedores, dedicando un ditirambo especial a los “nobilísimos y cristianos sentimientos de que han dado pruebas inequívocas el Jefe del Estado y tantos caballeros”.

Con la bendición de Pío XII se fusilaba a mansalva en las cárceles españolas y se imponían largas condenas de cárcel a quienes no habían hecho más que defender la legalidad y la República. Entre ellos había también bastantes católicos.

Entre esos católicos estaba mi padre: capitán del Cuerpo Jurídico del Ejército de la República. Lo condenaron a muerte y, después de indultado, pasó cinco largos años en la cárcel. Ningún santo vaticano movió un solo dedo.

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3 comentarios:

A las 15 de noviembre de 2008, 21:00 , Blogger Unknown ha dicho...

En 1937 el futuro Pío XII contribuyó a la redacción de la encíclica de Pío XI Mit Brennender Sorge en la que se ofrece la crítica más dura que el Vaticano ha ahecho nunca sobre un régimen político. La propia comunidad judía reconoce la labor de Pío XII, llegando incluso a la donación de una parte importante de dinero por el Congreso Judío Mundial como agradecimiento. La labor de Pío XII es reconocida por el judaísmo hasta la publicación dela obra de teatro que se menciona

 
A las 15 de noviembre de 2008, 21:05 , Blogger Unknown ha dicho...

Lo curioso es que nadie condenó los campos de exterminios. La URSS pactó con Hitler el reparto de Polonia y no intervino hasta que no fue atacada. Suiza y Suecia, neutrales, no dijeron, como ningún otro país. Cuando en Países Bajos los obispo condenaron la persecución de judíos, ésta se amplió a los que tenían algún ancestro aunque fuera lejano.
El contexto histórico ayuda a entender, que no justificar, situaciones.

 
A las 17 de noviembre de 2008, 19:57 , Blogger Javier Iglesias Peláez ha dicho...

Tengo 54 años y un solo riñón que, además, ha devenido insuficiente, por lo que me veo obligado a un jodido tratamiento antihipertensivo que me tiene aplastado la mayoría del tiempo que permanezco, para mi desgracia, despierto. Soy viejito y no tengo casi ganas de discutir con nadie.
Mi querido hijo, sin embargo, con el ánimo joven y combatiente y deseando sacar de su rincón a este oscuro y humildísimo cuasi-profesor de historia que sobrevive en una capital de provincia de las mas pequeñas de este país, ha incluido, entre los materiales de lectura de sus alumnos, un comentario mío, de los que vengo haciendo semanalmente en la SER de Zamora y ha provocado la respuesta de uno de ellos, invitándome, encima, a contestarla. Espero que, además, os haya hablado de mi último libro (Stalin en España. La gran excusa. Ed. Raices) y que el actual esfuerzo me sirva para tener algún lector en las sacrosantas praderas de la capital del reino y de su mas prestigiosa Universidad.
Mi respuesta, pues, a JJ y a sus comentarios acerca de Mit Brennender Sorge y la falta de respuesta a los crímenes nazis que también se produjo en otros ámbitos:
La encíclica de Pio XI es flojita, tímida y referida naturalmente a los intereses en exclusiva de determinadas partes del dogma católico. Sobre su efecto en la Iglesia alemana bastan algunos ejemplos. No estaría de mas que JJ leyera algo sobre el obispo castrense Rarkowski, que ostentaba, además, altísimo rango militar en el Ejercito hitleriano y que hablaba de Hitler como “nuestro Führer, custodio y acrecentador del Reich”. O sobre el obispo Werthmann, vicario general del anterior y su suplente en el Ejército. O del cardenal Wendel, primer obispo castrense. O del obispo Berning de Osnabruck que mandó a Hitler dedicada (“como signo de mi veneración”) su obra “Iglesia Católica y etnia nacional alemana”. A este último Göring lo nombró miembro del Consejo de Estado de Prusia.
También podría leer sobre el obispo Buchberger de Regensburg, que en la hoja episcopal de su Diócesis escribía: “el Führer y el gobierno han hecho todo cuanto es compatible con la justicia, el derecho y el honor de nuestro pueblo para preservar la paz de nuestra nación". O sobre el obispo Ehrenfried de Wirzburgo que decía que “los soldados alemanes cumplen con su deber para con el Führer y la patria con el máximo espíritu de sacrificio, entregando por completo sus personas según mandan las Sagradas Escrituras". También el obspo Kaller de Ermland, el obispo Machens de Hildesheim y el obispo Kumpfmüller de Ausgburgo decían cosas parecidas.
¿Y que decir del obispo Preysing de Berlín que firmaba cartas conjuntas con sus cofrades incensando a Hitler? ¿ O del obispo Hudal, que dedicó su libro “Nacionalsocialismo e Iglesia” a Hitler, llamándole “el Sigfrido de la esperanza y la grandeza alemanas”? ¿Qué le parece a JJ el arzobispo de Freiburg Gröber, patrocinador de las SS, que abogaba por el necesario espacio vital para Alemania? ¿Qué le parece el cardenal Faulhaber, que en 1933 llamaba a Pio XI el mejor amigo de los nazis y que en 1934 le prohibía a la Conferencia Mundial Judía que mencionara siquiera su nombre a propósito de una supuesta defensa suya de los judíos, una “afirmación delirante”, decía? ¿Por qué no investiga cual fue el comportamiento del episcopado austriaco? ¿ Que hicieron el cardenal Innitzer, el arzobispo Waitz y los obispos Hefter, Pawlikowski, Gföllner y Memelauer?
Y esto por no hablar del cura Jozef Tiso, que presidía el estado fascista de Eslovaquia, aliado de los nazis y del obispo eslovaco Jan Voitassak que se quedó con las propiedades de los judíos de Betlanovice y Baldovice o de monseñor Volosin que presidía el gobierno nazi de la Ucrania carpática en los momentos de terribles asesinatos…
Me canso, manejo mal el teclado y hoy no tengo quien supla mi torpeza. Una última recomendación a JJ: que lea la carta colectiva del episcopado español de 1 de Julio de 1937 dirigida a los obispos de todo el mundo (es fácil de encontrar: pags 499 a 524 del libro “La historia de España en sus documentos. El siglo XX” tomo III de Fernando Diaz Plaja). Es difícil encontrar otro documento mas falso, mas repugnante y que destile mas odio que la artita de marras.
Un saludo cordial a todos

 

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